PANAMÁ CONTRIBUYE CON LA SALUD DEL MUNDO
“Las credenciales de un país, deben acercarse y enfocarse más al bienestar y calidad de vida de la sociedad, que a un crecimiento económico ajeno al desarrollo del capital y talento humano.”  

En el contexto mundial de la lucha contra la poliomielitis, Latinoamérica se ha consolidado como un líder influyente, al ser declarado desde 1994 con libre circulación del poliovirus salvaje. En Panamá el último caso de poliomielitis se registró hace 49 años. El Centro de Investigación y Estudios en Vacunas, Cevaxin, ubicado hace una década en Ciudad de Panamá, ha venido creciendo en el escenario de la investigación, aportando información y datos de relevancia con base en la conducción de programas y estudios de investigación en vacunas.
El trabajo mancomunado en torno a políticas gubernamentales, campañas de salubridad y la detección rápida y oportuna de enfermedades en el continente americano, facilitó la pronta  erradicación de enfermedades como la Poliomielitis, en comparación a otras regiones del planeta. 1972 fue el año en el que se registró el último caso de Poliomielitis en Panamá. Desde entonces, el país se ha caracterizado por ser un líder en investigación médica y científica, generando un aporte estructural en temas de salud pública para la región y para el mundo.
El desarrollo panameño desde mediados de los años 90, se ve reflejado en el crecimiento del producto interno bruto (PIB),  que para el 2016 superó el 6,2%,  posicionándose en el rubro como líder en la Región de las Américas. El avance panameño en términos de salud, tuvo sus primeros pasos entre 1930 y 1940 cuando se instauró la Zona Sanitaria del Caribe con sede temporal en Ciudad de Panamá. Para 1947, Panamá se registró como miembro oficial y activo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), formalizando cimientos sólidos en el contexto médico y de salud pública del país.
Por su parte, la formación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1946, incluyó como miembros activos a todos los países de América, reconociendo en 1949, a través de un acuerdo firmado, a la Oficina Sanitaria Panamericana como Oficina Regional de la OMS para América Latina. En 1951, Panamá firma un acuerdo de asesoría con la OPS/OMS referente al desarrollo de proyectos de salud pública en el país. Desde entonces, la República de Panamá sostiene relaciones formales con la OPS/OMS, gestionando un ambiente de desarrollo, avance médico y científico, además de un progreso social considerable.
En este contexto, la OPS/OMS maneja una Estrategia de Cooperación con el país, forjando transversalidad con el Ministerio de Salud, la Política Nacional de Salud y Naciones Unidas. El desarrollo de iniciativas en pro del bienestar y salubridad nacional ha tenido un crecimiento exponencial en el siglo XXI, partiendo del respaldo gubernamental y el apoyo de empresas privadas y otras entidades reguladas. De igual forma, el grueso del avance científico en el país ha partido del enfoque investigativo, el desarrollo de estudios clínicos y las labores ejercidas desde varios frentes, en temas de medicina preventiva y jornadas de inmunización.
Cevaxin es el gran ejemplo del avance y desarrollo científico a favor del progreso social. La participación de voluntarios ha sido fundamental en la gestión de diversos estudios clínicos en vacunas, aportando data e información vital en la construcción de caminos y nuevas soluciones que incentiven la salud en el país y en el mundo. 
Si bien, la finalidad de todo el escenario radica en el bienestar humano y social, la clave global de principio a fin y el gran éxito del país, ha tenido que ver en gran parte con la participación de cada uno de los voluntarios que han contribuido en los procesos de investigación médica, no solo con Cevaxin, sino en todo el complejo médico y científico del país. La llegada del Covid-19 al mundo en el primer trimestre de 2020 y el período de pandemia que aún se vive (dic 2021), ha impulsado la investigación y el perfeccionamiento de estudios clínicos en vacunas, fortaleciendo hábitos más saludables de vida y una mayor conciencia frente a la salud pública. Es en estos escenarios, cuando las crisis revelan la fortaleza humana e inducen al ser humano a encontrar nuevas maneras de progresar y vivir mejor.

¿Qué es un estudio clínico?
Antes de presentar el trasfondo de un estudio clínico, sus procesos y la relevancia de su existencia en la investigación y en la salubridad de una sociedad, es de suma importancia establecer el fin de un estudio de este tipo, como medio conductor de conclusiones y resultados que fortalecen el progreso de una nación. Los estudios clínicos y cualquier tipo de ensayo médico regulado por normativas, estándares y controles de calidad, son vitales en la obtención de nuevos medicamentos y tratamientos innovadores, los cuales fortifiquen el estado inmune del ser humano, reduzcan la probabilidad de obtención de enfermedades y mejoren la vida de la población de un país. 
Dentro de un proceso de investigación acerca de una nueva vacuna, o entorno a un medicamento previo a su salida al mercado, los estudios clínicos se incorporan como una etapa que examina y analiza si un tratamiento es seguro y efectivo para el ser humano. Por tal razón, la etapa de estudios clínicos en el proceso investigativo, ejerce un papel crucial en la consecución de nuevas terapias y procedimientos en pacientes. De esta manera, cabe destacar que los resultados adquiridos de los estudios clínicos otorgan un gran número de datos e información, los cuales deben pasar por entidades reguladoras nacionales e internacionales, con el fin de dar aprobación al uso de nuevas terapias, medicamentos e indicaciones médicas.
Antes de realizar cualquier tipo de prueba en seres humanos, se efectúa una fase previa denominada fase “preclínica”, en la que se realizan pruebas en animales alrededor de la química de las moléculas en laboratorios. Es de vital importancia analizar minuciosamente las reacciones inmunológicas en otros organismos, comprobando factores como la seguridad y la efectividad antes de entrar en el campo investigativo y aplicativo en humanos. Es entonces el momento para valorar el aporte de voluntarios participantes en el proceso global.
La capacidad del ser humano a la hora de tomar decisiones de forma libre frente a lo que quiere y lo que no, es un pilar fundamental a la hora de realizar estudios clínicos en personas. La voluntad de los individuos que participan en estos procesos de investigación, es la fiel representación del ímpetu y las ganas de aportar a la salud, desde el contexto de individuos que hacen parte de un conjunto y de un todo. De igual forma, al ser acciones ejercidas voluntariamente, en cualquier fase del proceso este grupo poblacional (cada individuo) puede decidir si continúa o no con su participación en el estudio. Las “Good Clinical Practices” (GCP por sus siglas en inglés) o en español las “Buenas Prácticas Clínicas”, avalan el bienestar de los individuos que deciden participar en el proceso, respaldando sus derechos y la seguridad en cada una de las etapas, antes que favorecer un beneficio farmacológico y social al momento de encontrar una nueva vacuna.
 Las dosis, la bioseguridad, los efectos y las reacciones del sistema inmunológico humano son indispensables para evaluar el comportamiento de una vacuna a la hora de su aplicación. En un debut, la fase clínica parte de un grupo reducido de participantes (de 20 a 30) para más adelante y con resultados positivos, avanzar a nuevas fases con miles de participantes. En esta etapa, al manejar grupos masivos de individuos, la recolección de información teniendo en cuenta conjuntos diversos de seres humanos (razas, tamaños, alimentación, origen, metabolismo, etc.), resulta en la obtención de un gran número de datos dispersos. Por tal razón, el trabajo de análisis de data deriva en una comprensión más precisa en torno a la efectividad de una nueva vacuna o medicamento. De igual forma, en este proceso de retroalimentación informática se pueden comprender tanto beneficios para el ser humano, como factores adversos y efectos secundarios. Más adelante, dependiendo de los resultados obtenidos y analizados, se puede adquirir aprobación para el uso comercial de la vacuna o medicamento. 


Cevaxin impulsa el desarrollo científico en la región

El ambiente inconstante y variable profundizado por la pandemia del Covid – 19 y en el que vive la sociedad mundial en la actualidad, invita al ser humano a buscar nuevas formas de correlación, mejores hábitos de vida y un mayor proceso de conciencia frente al contexto global en el que se encuentra. Panamá, ha venido dejando huella en el desarrollo investigativo de estudios clínicos en la región, impulsando la creación  de nuevas alianzas y convenios entre entidades públicas y privadas, aportando valor, conocimiento y formalizando a la nación dentro de un espacio vital más ligado a la protección y prevención del bienestar humano y social.
A lo largo de la última década, el Centro de Investigación Médica Cevaxin, ha gestionado un gran número de estudios y campañas, con el fin de encontrar soluciones en pro de la salud panameña y mundial. En el proceso, resaltan estudios investigativos como el realizado en torno a la Poliomielitis y su pronta erradicación total en el mundo, sumado a los más de 35 estudios clínicos, epidemiológicos y de salud pública ejercidos por el centro médico. La experiencia positiva que ha adquirido Cevaxin en este tiempo, solo es el resultado de una búsqueda investigativa en pro del bienestar humano y la intención de la sociedad panameña de mejorar su calidad de vida.
Frente al escenario caótico de salud pública que se vive en el mundo, en julio de 2020 Cevaxin ingresó a una asociación empresarial con fines comunes alrededor de la búsqueda de soluciones para mitigar y contrarrestar el impacto existente del Covid-19 en la humanidad.  La misión del consorcio ha estado enfocada en el desarrollo clínico de una nueva vacuna la cual contrarreste con mayor intensidad los efectos generados por la Covid-19, al igual que forjar un campo inmunológico humano más resistente. La asociación se estipuló bajo los acuerdos firmados entre el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología y Cevaxin, como Centro de Investigación y Estudios en Vacunas. Los avances positivos de esta iniciativa, se han logrado gracias a un equipo de trabajo altamente capacitado en el sector salud, además de una amplia experiencia en la ejecución y dirección de estudios clínicos.

A su vez, los principales objetivos del consorcio están enfocados en la generación oportuna y cercana de información ligada a nuevas vacunas; la coordinación de procedimientos que regulen el registro y aprobación de documentos en estudios clínicos y el trabajo en conjunto con las autoridades sanitarias, en la toma de decisiones frente a cualquier avance conseguido en la materia. Panamá, Cevaxin y cada uno de miles de voluntarios que han participado en los estudios clínicos realizados en la última década en el país, son ejemplo de progreso social y científico que se puede lograr en un periodo relativamente corto de tiempo. Los resultados de varios de estos estudios de investigación clínica en vacunas implementados por Cevaxin, han sido publicados en revistas médicas y científicas con alta reputación, como son The Lancet, PLOS Medicine y NEJM. Gracias a muchos de estos resultados, se han podido regular e incluir algunas vacunas aprobadas en el Programa Ampliado de Inmunización (PAI). Así mismo, el compromiso del consorcio busca consolidar más evidencia científica que respalde la utilización de una vacuna que mejor se adecúe a la población del país. De igual forma, el impacto mediático en el ambiente científico, ha fortalecido las credenciales de Panamá y posicionado a Cevaxin como un Centro Clínico e Investigativo con alto prestigio a nivel mundial.

¡Un reconocimiento global para la ciencia panameña!
Cevaxin es galardonado por la Coalición Global de Tecnologías de la Salud por su rol clave en la nueva vacuna nOPV2.